Era un sábado por la tarde.
Lluvioso, como en julio.
Subí al atico, para encerrarme en mi misma, despejarme de los pensamiento de los demás que aveces parecen ahogarte, corri a sentarme junto al viejo baúl que tenía dentro de si, las cosas de mi fallecida abuela.
Lo abrí, por mera curiosidad, no esperaba encontrar nada interesante....
Pero cualquier cosa sería mejor que sólo estár sentada en el atico.
Había fotos, muy viejas, collares, anillos, más fotos, una biblia, un vestido de niña blanco, pero con el tiempo se había vuelto amarillento, como todo lo que había dentro de ahí.
Hsta el fondo pude encontrar un álbum de fotos...
o abrí
-Por que la vida, es un puñado de recuerdos, que vale la pena atesorar-
Decía la primera hoja.
No era un álbum, era un diario.
El diario de mi abuela.
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